1-Libérate de deudas.
Antes de optar por el ramo de los negocios, asegúrate de liquidar todas tus deudas. Además de quedar mal con medio mundo, distraen tu atención de lo importante y te mantienen con preocupación y estrés. Y, para un emprendedor lo prioritario tiene que ser su negocio con el fin de que prospere.
2-Contrata un seguro de vida.
Un seguro de vida decente es mucho más que un gasto: es una inversión necesaria. Piénsalo así: si algún imprevisto se atraviesa en el camino, tu familia se encontrará protegida.
3-No endeudes tu negocio.
Evita a toda costa adquirir deudas de tu negocio que no puedas subsanar con tus ingresos actuales. Muchísimos empresarios se endeudan con la esperanza de que su negocio crezca rápidamente, pero, cuando las cosas no salen como esperan, quedan con una gran deuda que simplemente no pueden pagar.
4-Evita grandes lujos.
Sí, te mereces ese carro que tanto has añorado y que ahora por fin puedes pagar. Pero sé más inteligente que eso: al recibir tu primer pago grande, evita la tentación de salir corriendo a gastarlo todo en lujos. Invierte ese dinero en tu empresa. Después, cuando tu negocio sea más rentable y estable, será tiempo de recompensarte.
5-Enfócate en lo que eres bueno.
Centra tu negocio en tus talentos y no en lo que dicten las tendencias del momento. A la larga, si te dedicas a hacer algo en lo que seas bueno, tendrás una mayor posibilidad de destacar. Asimismo, podrás enfrentar mejor los conflictos de la mejor manera posible.
6-Sigue la regla del 2-5-10.
En 2 años, tu empresa debería alcanzar el punto de equilibrio. En 5 años, debería generar ingresos suficientes para costear el sueldo que tenías con tu trabajo fijo, y en 10, debería estar trabajando en un modo automatizado, es decir, contar el equipo adecuado para que puedas tomar vacaciones sin preocuparte por nada. En caso de que notes que no está funcionando en los primeros dos años o al año, lo mejor será cambiar de negocio antes de enfrentar pérdidas mayores.